Justo me estoy introduciendo en el mundo de la mediación, así que poco a poco voy aprendiendo cosas nuevas. Sigo trabajando con el Libro Blanco de la mediación en Cataluña, del que estoy aprendiendo muchas cosas, y también busco otra información por mi cuenta. Estos días he estado informándome sobre la mediación intercultural, una rama de la mediación que encaja perfectamente con el Grado de Estudios de Asia Oriental. Hoy veremos por qué.
En un proceso de mediación, el mediador debe ser imparcial y potenciar la capacidad de decisión de las partes para que ellas mismas lleguen a resolver el conflicto libremente. En tanto que la mediación se realiza a través de la comunicación, en esta misma podemos encontrar las principales dificultades por las diferencias lingüísticas y culturales. A esto se añade que la lengua y el lenguaje pueden ser por si mismos una dificultad en cualquier proceso de mediación (mal uso de las palabras, sarcasmos…). Así que es importante constatar si comunicamos lo que realmente queremos y si entendemos lo que nos quieren transmitir.
Por otro lado, por muy obvio que sea, también es importante tener en cuenta y adaptarse al nivel de comprensión de los oyentes, además de considerar el idioma utilizado y si su traducción es necesaria. Además, el lenguaje no verbal puede ser interpretado de diferente manera por otras culturas, países e incluso entre personas.
Otro punto que puede dificultar la comunicación, como ya hemos dicho, es la cultura. Pero más allá de esta, son importantes los prejuicios y estereotipos que pueden llevar a la desigualdad y al conflicto. Con esto, uno de los papeles del mediador intercultural es trabajar con este imaginario con tal de llevar a cabo medidas preventivas contra los conflictos de este tipo.
La mediación intercultural no es solamente preventiva, sinó también rehabilitadora (resolución de conflictos de valores) o creativa (proceso de transformación de las normas o la creación de nuevas basadas en nuevas relaciones entre las partes). También puede ser personalizada o grupal. Por otro lado, puede ejercerse desde el despacho o desde el terreno, cuando el mediador va al encuentro de las personas.
Los ámbitos de actuación de la mediación intercultural más comunes son: ámbito social, ámbito laboral, ámbito familiar, ámbito educativo, ámbito sanitario y ámbito judicial. Aunque hay que tener en cuenta que muchas veces se confunde la figura del mediador intercultural con la del intérprete o incluso la del acompañante. No he visto que se hable de mediación intercultural en el ámbito mercantil, pero en el caso de China y de la cantidad de intercambios comerciales y empresariales con esta, creo que la mediación mercantil tiene un importante potencial, y este será uno de los puntos en que me centraré en próximas entradas.
Para cerrar esta breve entrada quería reflexionar sobre una pregunta:
¿Por qué es importante la mediación intercultural?
Pues por un lado, porque nos encontramos indiscutiblemente en un contexto con diversidad cultural, con lo que es importante aprender como «lidiar», por decirlo de alguna manera, con la diferencia y a gestionar los conflictos. Un mediador puede ayudar a prevenir y trabajar con estos conflictos para llegar a su resolución y a lo que podríamos llamar convivencia entre culturas. (A nadie le gusta estar en conflicto con alguien con quien tiene que convivir, ¿no?)
Además, no solo es necesaria entre personas autóctonas y foráneas, sino también entre personas de diferentes orígenes o entre personas de un mismo origen pero que han vivido procesos migratorios distintos.
Y a vosotros, ¿por qué os parece que es importante la mediación intercultural?
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