Con la lectura del artículo “La primavera dels gira-sols” (Chen, ChiaoIn. 2014 Directa, 356, 1-3) he encontrado dos lecturas o dos aspectos relevantes sobre los que tratar. El primero, a nivel interno, sobre el problema de la democracia y su relación con una sociedad que siente que no forma parte del sistema cuyos poderosos siguen unas directrices diferentes a las que interesarían a la mayoría de la población. Por lo que he podido ver sobre el tema, el acuerdo con China tiene unas consecuencias probables a nivel social como precariedad laboral, pérdida de derechos, la sensación de falta de democracia, etc. Temas que también se han visto reflejados en otras manifestaciones, tal como cita el artículo, como el de Occupy Wall Street, el movimiento del 15M o el Occupy Central en Hong Kong. Y esto se añade a la preocupación sobre un mayor peso de China continental en la isla, pues los derechos de los que goza la población taiwanesa son mayores. Además ha favorecido aún más la caída del GMD y se baraja la posibilidad que en las próximas elecciones en 2016 el PDP tenga más posibilidades de ganar las elecciones, y parece que esto tampoco interesa a Beijing por dos motivos: porque el PDP es pro-independencia y porque las relaciones que se han establecido entre China continental y Taiwán son a través de los partidos, es decir, entre el PCCh y el GMD[1].
Pero por otro lado, destaca el hecho que el gobierno taiwanés haya decidido aceptar este tratado cuando probablemente causará una pérdida de soberanía del gobierno primero más a nivel económico, pero seguramente más adelante también a nivel político. Puede que el acuerdo se haya producido debido a la crisis y el consecuente freno de las exportaciones de Taiwán, que son la base de su economía. Pues el argumento que dio el gobierno fue que favorecería la creación de puestos de trabajo y dinamizaría la economía. El tratado ha tocado una fibra sensible de la política en China y Taiwán, a causa de las complicadas relaciones entre ellos des del fin de la guerra civil en 1949 por la disputa de la soberanía de China.
Llama la atención que China está llevando a término lo que parece una política muy parecida en todos los lugares donde tiene alguna disputa territorial u otros conflictos. Por ejemplo se comenta en el artículo el caso de Hong Kong, pero también se está dando en lugares del sur y el sureste asiáticos, como en India, Bután o Paquistán). Lo que promociona China es que “para el beneficio de ambas partes” (lo que se conoce como win-win) pueden empezar a colaborar en diferentes espacios económicos, pero a la vez no se resuelve el conflicto, de eso se deduce que hay confianza en que la colaboración económica lleve a una futura reconciliación.
Des de 2008 los lazos comerciales entre ambos han crecido[2] y parece que la conclusión inmediata que se saca de su comportamiento es que la RPC tiene la intención de aumentar los lazos económicos entre ellos hasta al fin llegar al punto de volver a unificar el país.
Por otro lado encontramos que el sector más afectado por el tratado es el terciario, entre otros, y a parte del hecho que comporte parte de pérdida de soberanía del país, también hay lo que la población teme que es que se genere una competencia que haga abaratar los precios a los taiwaneses, causando una situación en que se explotaría a los trabajadores. Además, con tal objetivo ya se había ido produciendo un abaratamiento de la mano de obra, en especial de aquella que proviene del sureste asiático. A esto me surge la pregunta de si sigue esta tendencia durante mucho tiempo se darán situaciones en Taiwán como en algunos países del sureste asiático en que hay una explotación de trabajadores por grandes multinacionales. Personalmente no creo que tal cosa se produzca, pero por esto es comprensible el miedo que hay entre la población.
Por otro lado también hay un tema de identidad, pues ante la posibilidad que la RPC acabe absorbiendo políticamente a Taiwán se plantea el hecho de que pasará con “ser taiwanés”, pues la RPC tiene la reputación de tener tendencia a establecer políticas de carácter más bien asimilacionista con sus etnias minoritarias. A esto se añade lo ya mencionado sobre la diferencia de los derechos que gozan los taiwaneses respecto a los habitantes de China continental y el temor a perderlos.
En resumen, podríamos decir que del acuerdo Cross-Straits Service Trade Agreement podemos sacar dos lecturas. Por un lado tenemos lo que podría implicar a nivel político e internacional, es decir, la posible asimilación de la RdC a la RPC. Y por otro lado también tenemos las consecuencias a nivel social. La falta de democracia en el proceso de aceptación de este acuerdo (se hizo sin transparencia alguna) lleva a la población a protestar por la falta de democracia del gobierno, además se teme por la pérdida de soberanía económica del país y de derechos de los ciudadanos, a lo que se añade el hecho que parece que los beneficios del acuerdo no llegarán al ciudadano de a pie, sino más bien a grandes empresas[3]. Así que parece que ahora nos queda ver qué sucede en las próximas elecciones en Taiwán y si las fuerzas independentistas ganarán las elecciones.
Referencias
[1] Tiezzi, Shannon. “Can China and Taiwan DPP Get along?” The Diplomat. 10 Mayo 2014. Web. <http://thediplomat.com/2014/05/can-china-and-taiwans-dpp-get-along/ >
[2] Hung, Faith. “Taiwan ruling party says chief to meet China’s Xi Jinping” Reuters. 24 Abril 2015. Web. <http://www.reuters.com/article/2015/04/24/us-china-taiwan-idUSKBN0NF07G20150424>
[3] Hsu, Jenny W. “Thousands Protest Taiwan’s Trade Pact With China” The Wall Street Journal. 30 marzo 2014. Web. <http://www.wsj.com/articles/SB10001424052702303978304579470552484527172>
He encontrado un artículo interesante que compara la Primavera de los Girasoles taiwanesa con el 15M español, os lo dejo aquí por si es de vuestro interés: El 15-M y el Movimiento del Girasol: ¿Almas Gemelas?, por Ferran Pérez en Yuanfang Magazine.