¿McDonalización de la mediación?

Hace algún tiempo oí esta expresión y creo que es totalmente cierta. No recuerdo quién la dijo ni dónde la oí, así que invito a su autor a que me lo diga si lee esto para poder reconocerle el mérito.

Dicho esto, ¿qué hacemos? Se vende la mediación como el método rápido y barato de resolver conflictos. Estamos poniendo el énfasis en algo que es cierto que atrae los oídos de todo el mundo y seduce muchas mentes. De hecho esta es la premisa de los fast food: rápido y barato. Comer en 15 minutos para irse corriendo de nuevo al trabajo (o donde sea). ¿Fantástico, no?

Estoy segura que habiendo llegado a este párrafo ya habéis pensado un montón de «peros» sobre los restaurantes de comida rápida. Entonces, ¿la mediación es una especie de justicia rápida y de «baja calidad» que nos podemos comer en un momento dado porque lo necesitamos solucionar al momento?

La respuesta es, obviamente, no. La mediación es un proceso. La mediación es gestionar conflictos teniendo en cuenta intereses, necesidades y emociones. La mediación es aprender a hacerlo. Puede que sea rápida si lo comparamos con un juicio (que durará quién sabe cuántos años), puede que más barata. Pero esto no es lo que la define. Pongamos émfasis en la alta tasa de cumplimiento de acuerdos, en la validez y ejecutabilidad de los acuerdos, en la capacidad de decidir por uno mismo, en el aprendizaje, en la responsabilización, etc.

Tal como oí decir a una magistrada por GEMME: la mediación es justícia de alta costura.